Por primera vez en la historia de España, en 2015 se invirtieron más de 500 millones de euros en empresas tecnológicas españolas. Lo que viene a ser en la mitología estartapil, un medio unicornio.
Sin más datos en la mano, es difícil afirmar que 2015 ha sido un año record en otros aspectos del panorama patrio de startups. Sin embargo, y ayudado en mi mala memoria, creo que no me cojo los dedos si digo que el año pasado fue también especialmente bueno para los inversores españoles.
No porque se invirtiera más dinero que nunca en empresas españolas, sino porque los propios fondos de capital riesgo locales y otras sociedades de inversión levantaron cantidades ingentes de capital que ahora tendrán que determinar en qué empresas meter.
Mientras que en 2014 los tres principales fondos de inversión que se cerraron fueron los de Axon, Caixa Capital Risc y Cabiedes & Partners, sumando casi 100 millones de euros, en 2015 la lista es mucho mayor.
Qualitas anunció a mediados de año un fondo de 60 millones para invertir en etapas maduras. Después de años de sequía, Nauta Capital hizo lo mismo y parece que van encaminados a cerrar su nuevo fondo en 150 millones de euros. Hotusa Ventures hizo lo propio con un vehículo especializado en el sector del turismo. Carlos Blanco parece que va a montar un fondo de early stage de 20 millones. Dice la leyenda que Javier Santiso está a vueltas con el suyo de growth, pero que le está costando más de lo previsto cerrarlo. Lánzame Capital prepara 20 millones para principios de este año, elevando su anterior pledge fund a la enésima potencia. Samaipata Ventures apareció a finales de 2015 con 20 millones bajo el brazo para empresas de ecommerce, apoyados en la multimillonaria venta de La Nevera Roja. Kibo Ventures cerró el año afirmando que Papá Noel ha bajado este año por la chimenea con un cheque de 80 millones. Galdana Ventures tiene 150 millones en la saca para invertir en otros fondos. Y, esto todo, sin contar con el nuevo fondo que K Fund (Vitamina K, Iñaki Arrola) espera cerrar pronto y que andará entre los 40 y los 50 millones.
En total, y si se confirman los que quedan por cerrar, hablamos de en torno a 550 millones de euros que están esperando ser invertidos en empresas tecnológicas.
Por poner estas cifras de fundraising en contexto: entre 2015 y los primeros meses de 2016 es muy probable que el dinero levantado por los fondos… sea superior al invertido en todo 2015. Y 2015 fue un año record.
O dicho de otra forma, entre 10 y 15 fondos de capital riesgo españoles tienen en sus manos una cantidad de dinero lista para ser invertida… superior a la suma de todo lo invertido en 2013 y 2014 (221 y 285 millones, respectivamente).
Resulta un tanto curioso que después, algunos fondos, se echen las manos a la cabeza con las valoraciones de algunas startups early stage. ¡Burbuja! No recuerdo muchas cosas de la carrera, pero sí recuerdo que una de las primeras cosas que te enseñan en macroeconomía es que a mayor cantidad de dinero en circulación en el mercado, mayores precios.
El ‘montemos una startup, que está de moda’ parece que se ha convertido este año en el ‘montemos un fondo, que hay pasta de sobra’. Y hay mucho dinero por dos principales motivos: porque el Estado, a través del ICO, está subvencionando el sector con 1.500 millones de euros para los fondos y porque mucho inversor no tecnológico se está acercando a la tecnología como un niño se acerca al mando de la Play el día de Reyes.
Visto el panorama cabe preguntarse en dónde se va a invertir todo este dinero.
Según las cifras que he ido recogiendo para Novobrief estos últimos años, de 2013 a 2015 la cantidad invertida en startups españolas se incrementó un 142%. Sin embargo, el número de operaciones (dicho de otra forma, la cantidad de startups listas para recibir inversión), tan solo un 23%.
Con más cantidad de dinero disponible que nunca en el mercado, ¿a dónde va a ir a parar? Uno podría pensar que los fondos españoles comenzarán a invertir fuera de España, pero más allá de Nauta Capital, Axon, Active VP y Seaya Ventures, pocos lo han hecho en los últimos años. En parte, me imagino, porque el deal-flow de mucho inversor español más allá de nuestras fronteras es tan bueno como la calidad del aire de Madrid.
Cabiedes & Partners, un clásico de la inversión patria, decía en 2014 que con el nuevo fondo comenzarían a invertir fuera de España. Como se suele decir en interné, ‘photo or didn’t happen’, y por ahora parece que es más lo segundo.
Todo esto, sobre todo la (no) exposición internacional de los fondos españoles, ocurre en un momento en el que cada vez más fondos de UK, Francia o Alemania nacen con un enfoque pan-europeo desde el día uno.
Si el mercado objetivo para la mayoría de fondos españoles empieza en Tarifa y acaba en los Pirineos. ¿A dónde carallo van a ir a parar todos esos millones de euros que están esperando para ser invertidos?